A unos ojos
Autor: Rubén Darío

El sol con su rayos rojos
yo no brilla, ya no arde:
que está dormida la tarde
y está dormida en tus ojos.
Al morir, con mil halagos
te dejan en ellos el día
su vaga melancolía
y sus resplandores vagos;
y al tender la noche el velo
por la esfera obscuro,
te ruega que guardes puro
el diáfano azul del cielo.
Por eso, hermosa, los tules
que tus ojos hay presentes,
son vagos y transparentes,
son soñolientos y azules.
Por eso con rayos rojos
el Sol ni brilla ni arde,
que está dormida la tarde
y está dormida en tus ojos.

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Last revised: Enero 24, 2010.
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